El Espíritu del Señor DIOS está sobre mí, Porque me ha ungido el SEñOR Para traer buenas nuevas a los afligidos. Me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, Para proclamar libertad a los cautivos Y liberación a los prisioneros; Para proclamar el año favorable del SEñOR, Y el día de venganza de nuestro Dios; Para consolar a todos los que lloran, Para conceder que a los que lloran en Sion Se les dé diadema en vez de ceniza, Aceite de alegría en vez de luto, Manto de alabanza en vez de espíritu abatido; Para que sean llamados robles de justicia, Plantío del SEñOR, para que El sea glorificado. Isaias 61:1-3

lunes, 31 de marzo de 2008

Descubriendo el Llamado


Hoy quiero compartir con cada uno de ustedes el presente articulo tomado de la revista Agenda 360 de la amb latinos, de seguro que la disfrutaras y sera de gran bendicion para tu vida.

El llamado, la capacitación y el envío son temas
importantes, pero si lo vemos desde la perspectiva temporal, definitivamente el llamado ocupa un lugar preponderante y es uno de los primeros temas a considerar.


Descubriendo el llamado

Pero, ¿que es el llamado realmente? Siempre ha quedado flotando un halo de incertidumbre y
hasta una cierta falta de indefinición con respecto a este término. No pretendemos ahora tampoco arribar a una conclusión definitiva sobre este tema, pero trataremos de esbozar algunos pensamientos que nos permitan seguir una guía, en el maravilloso proceso de encontrar la voluntad de Dios para nuestras vidas.

Algunos malentendidos acerca del llamado.
Muchas ideas incorrectas sobre el llamado y particularmente sobre el llamado misionario, flotan
en nuestras mentes y se encuentran entre los cristianos de hoy en día. Por lo tanto, enumerarlos
nos ayudará a identificarlos y de alguna manera focalizar nuestra atención, para luego ir buscando lo que las escrituras nos dicen al respecto.

Muchas veces creemos que el llamado en un evento único y definitivo en nuestra vidas, es más, muchas veces pensamos que no tendrá cambios en el tiempo. En otras, tenemos la idea que debe ser algo espectacular o ligado a ciertas experiencias místicas o sobrenaturales. También,
que no podemos servir a Dios si no tenemos un llamado genuino y que será la verdadera prueba
del misionero cuando esté en el campo.

Por otro lado, a veces nos vamos a los extremos y decimos que el llamado es sólo para aquellos que están dispuestos a servir a tiempo completo en el ministerio. Y otros llegan a la idea de que el llamado es solo algo personal entre Dios y ellos, y entonces nos escudamos en las famosas frases: “Dios me dijo…” o “Dios me hablo a mí así…”. Se que muchas de estas consideraciones pueden haberles hecho levantar el animo a muchos de uds., pero por favor, sigamos adelante para que juntos tratemos de descubrir los principios de Dios acerca de este tan importante tema.

El llamado en la Biblia
Quizás usted entiende que tiene un llamado. Quizás ha tenido una visión o una experiencia sobrenatural, o simplemente ha ido creciendo con la idea de que debía ser misionero. O bien ha estado sintiendo, en estos últimos tiempos, una cada vez mayor convicción que debería estar implicado en el trabajo de Dios, pero no esta absolutamente seguro de cómo esto será posible.

Esta por buen camino, todo este abanico de posibilidades es real es nuestras vidas y muchas
cosas más también.

Pero entonces, ¿cuáles son las formas en las que Dios llama a las personas a su servicio? El mejor lugar será buscar una respuesta en la Biblia, la Palabra de Dios. Sin embargo, la Biblia, no nos proporciona una exposición única de qué debe constituir el llamado.
Aunque hay varios ejemplos de personas llamadas, y varios tipos de llamados, no parece haber único patrón, modelo o experiencia que los integre a todos.

Algunos son milagrosos. Por ejemplo, el llamado de Moisés a través de un arbusto ardiente (Éxodo 3); a Josué, en cambio, Dios sólo le dijo cuales iban a ser sus responsabilidades (Josué 1:1-9); Isaías recibió su llamado a través de una visión (Isaías 6), (solo por mencionar algunos.

Por contraste, algunos llamados vienen de opciones divinamente inspiradas, pero realizadas a
través de circunstancias netamente humanas. Entre los muchos ejemplos podríamos mencionar
a Nehemias que fue motivado a la acción por oír hablar de los judíos en Jerusalén (Neh. 1); a
Bernabé que fue enviado por la iglesia de Jerusalén a Antioquia (Hechos 11:22); y a Timoteo que acompañó a Pablo como compañero de viaje porque Pablo así lo deseaba (Hechos 16:3).
Aunque no se encuentra una única metodología, podemos intentar clasificar el llamado en por lo
menos cuatro tipos, según vemos en las escrituras.

Extendiéndonos desde el más amplio al más estrecho: (1) el llamado a la salvación, (2) el llamado al discipulado o madurez cristiana, (3) el llamado al ministerio a tiempo completo, y (4) el llamado a una asignación o tarea especifica.

El llamado a la salvación, sin lugar a dudas viene enmarcado a través de Jesús. Dios llama a todas las personas a entrar en una relación con Él, a través de aceptar la salvación por medio de Jesucristo. (Mateo 9:13; Marcos 2:17 y Lucas 5:32).

Después que hemos respondido al llamado de Dios a la salvación, pasamos a un mayor compromiso y es lo que podemos titular como el llamado al discipulado o madurez cristiana. Originalmente comenzó con el llamado a los apóstoles y culminó con Jesucristo en la Gran Comisión. Este llamado es hecho a todos los cristianos, ha hacer discipulos, pero no necesariamente significa que todos vamos a ser misioneros transculturales, aunque si todos participaremos de la Gran Comisión.

Pero, ahora si viene, el llamado de Dios para algunos cristianos para que le sirvan a Él con una
dedicación de tiempo completo. Tenemos muchos ejemplos de este tipo de llamado en la escrituras, Abrahán, Moisés, Jeremías, los apóstoles, Pablo, etc, etc.

En adición al llamado a tiempo completo, Dios en las escrituras también muestra que Él asigna tareas especificas a las personas. Un ejemplo, es cuando Jesús envía a sus discipulos a una específica tarea luego de orar por obreros para la mies (Mateo 9:35 – 10:42.) Otra, es cuando
Pedro y Juan fueron enviados a investigar lo que había sucedido en Samaria y hay muchos otros
casos más.

Pautas para el llamado.
A la luz de estos análisis previos, ¿qué pautas nos pueden ayudar a nosotros para entender el
llamado al servicio misionero? Proponemos las siguientes cuatro.

El llamado de Dios viene de muchas maneras. Entre los varios ejemplos que hemos visto, no
encontramos ningún patrón o método único utilizado por Dios para declarar invitarnos a Su servicio. El llamado y el envío pueden venir con una experiencia específica tal como un sueño o una visión, pero también puede ser fruto de una convicción interna que Dios pone en el corazón o los corazones, y que a través de los lideres de una expresión local del cuerpo de Cristo, le asignan una tarea a una persona o a un equipo en particular.

Todos somos llamados, pero algunos son asignados. Todos los cristianos somos llamados para comprometernos al discipulado como un estilo de vida. Todos los no-creyentes son llamados a arrepentirse y creer en el evangelio. Todos debemos adorar a Dios y complacernos en Su
servicio, llegando a ser como Cristo en todo lo que hagamos. Es decir, seguir los ejemplos de
personas tales como Priscilla y Aquila que sirvieron a Cristo en dondequiera que ellos estaban
(Hechos 18).

Pero al mismo tiempo, debemos tener en cuenta que Dios dispone que algunos cristianos se dediquen tiempo completo el servicio del reino. Él también da asignaciones específicas o tareas en un marco temporal para ser realizadas, y éstas son percibidas, y a menudo asignadas a través de una expresión local de cristianos.

Las asignaciones no son permanentes, aunque el llamando si lo es. Según lo visto en los ejemplos, las tareas son temporales, no requieren que los misioneros firmen un contrato para toda la vida. Esto es un tema importante a mirar hoy en día, especialmente cuando está la idea de que las asignaciones son permanentes.

Los que tienen un llamado a tiempo completo a la vocación del ministerio deben también estar dispuestos a aceptar asignaciones a corto plazo como parte del plan de Dios para sus vidas.
Para la mayoría de nosotros, Dios no nos presenta al plan entero para toda la vida en un sólo
evento. Lo que sucede es que él nos conduce paso-a-paso a lo largo de la carrera. Los misionarios deben estar dispuestos a aceptar las asignaciones de Dios una a la vez, no importa si ese término son algunas semanas o varios años.

En mi experiencia personal puedo decir que los medios por los cuales Dios resuelve llamarnos la
atención o mostrarnos su llamado, pueden variar extensamente de persona a persona. El cuerpo de Cristo desempeña un papel vital en el llamado.

Aunque el que llama o envía en última instancia es Dios, en el contexto inmediato es una manifestación local del cuerpo Cristo, llamemos iglesia, congregación, etc., el que confirma una
llamada y delega a menudo la asignación o la res-ponsabilidad asociada, a un individuo o un
equipo.

El cuerpo de Cristo entonces, tiene un papel significativo a jugar en el llamado de las personas al
ministerio. Al igual que la iglesia en Antioquia, (Hechos 13) confirman, decretan en nombre de
Dios y envian. El llamado, no es de interpretación privada, exige que una expresión del cuerpo de
Cristo local, es decir un grupo de creyentes, que conocen generalmente mejor al individuo o al
equipo, puedan confirmar el llamado y por lo tanto jugar un rol clave y vital en el proceso.

Conclusiones
¿Entiendes que tienes un llamado? ¿O tienes una carga cada vez mayor para un determinado
país o grupo de gente? ¿O hay una determinada cultura que no te la puedes sacar de la mente y te preguntas si esto puedo ser parte del llamado del Dios? Si es así, estás en el proceso, ahora
debes examinar tu llamado en el contexto de una iglesia o comunidad local de creyentes, reconociendo la función que tiene el cuerpo de Cristo en las vidas de cada miembro de ese cuerpo.

Debes también considerar que Dios en muchas veces es más flexible en cómo resuelve el llamado que muchos de nosotros. Además, las oportunidades, circunstancias o las asignaciones de tareas que vienen o vendrán en nuestra vida pueden ser otros de los medios que Dios use para confirmar o extender el trabajo que él ha decidido lograr a través de sus hijos (Efesios 2:10).

Si consideras que ya estas en este proceso de descubrir el llamado de Dios para tu vida o ya lo
tienes claro, el siguiente paso será considerar cómo prepararse para caminar en esta Gran
Comisión.

Adelante pues en este maravilloso camino por andar y estén atentos, ya que en los próximos meses volveremos nuestra atención a los medios para la preparación en el trabajo misionero.
¡Millones de los que nunca han tenido oportunidad de escuchar Su nombre, esperan por nuestras
decisiones y acciones!